Como decía Richard Feynman,:
“Está bien tener la mente abierta, pero no tanto como
para que se te caiga el cerebro”.
Parte 4: El apocalipsis del final de los tiempos
San Juan nos dice en el apocalipsis que:
“el creador era el alfa y el omega, el primero y el último, el principio y
el fin.”
Según la TdDT,
el final de los tiempos es la reunificación de pasado, presente y futuro al
término de un ciclo de desdoblamiento antes del inicio de otro. Esta reunificación
nos hace percibir las informaciones escondidas de nuestros futuros potenciales
junto a la de nuestras preguntas del pasado. Este descubrimiento de lo
escondido es lo que en griego se llamaba apo-calypsos.
La máxima esotérica “cómo es arriba es abajo”, nos indica que todo es
cíclico y que una partícula en un horizonte, como las muñecas rusas, es a la
vez un horizonte para otras partículas. Todo es cíclico, todo está en
permanente estado de contracción y expansión, el universo vibra y resuena, es
energía ondulatoria e información en campos de torsión, en cierto modo respira.
Los desdoblamientos también son cíclicos, y al final de cada ciclo, todos los tiempos y espacios que
estaban divididos se vuelven uno solo en una especie de colapso anterior a un
big bang. El primero que se integra con el tiempo presente es el futuro. Porque
todo aquello que hemos imaginado ha formado potenciales, buenos o malos,
dependiendo de nuestra imaginación, y por ello estamos obligados a vivir las
consecuencias de nuestra imaginación, que se vuelven una realidad. Es decir,
que actualizamos todo ese futuro. Evidentemente, como que siempre nos
imaginamos cosas sensacionales, pacíficas, no violentas, nuestro porvenir será
pacífico y no violento. Sin embargo, si las personas se divirtieran construyendo
potenciales peligrosos, agresivos y violentos, tendríamos un futuro agresivo,
peligroso y violento.
Como hemos visto, el aumento de las
tormentas solares señalan el final de un ciclo de desdoblamiento de 25.000
años. No vamos a entrar en detalles del caso, pero parece ser que los cálculos
de la TdDT dan como límite máximo del ciclo actual el año 2063, de modo que
deberíamos sobrescribir la información con una cierta urgencia, so pena de
quedar determinados por la ahora existente para un probable convulso fin de
ciclo y un reinicio de otros 25.000 años en condiciones parecidas.
Según la TdDT, la explosión del 13 de marzo del 1989 marcó el inicio del
cuarto de los siete tiempos separados por seis aceleraciones, tiempo que
conduce al final del desdoblamiento de nuestro sistema solar.
En todo caso según
la TdDT, al final del ciclo de
desdoblamiento vamos a ver muy pronto como se actualizarán los potenciales que hemos estado fabricando,
puesto que las explosiones solares van a permitir recibir la información
retenida y la vamos a actualizar. Son informaciones muy difíciles de gestionar,
porque han sido fabricadas durante 25.000 años. Es decir, son las consecuencias
de lo que la humanidad ha estado pensando durante estos 25.000 años. De todos
modos, no va a haber necesariamente caos: somos nosotros quienes fabricamos el
caos. Si pensamos que habrá caos, lo habrá; entonces podremos decir: “¿ves?, yo
ya te lo había dicho”, cuando habremos sido nosotros quienes lo habremos
fabricado. Pero si pensamos que no habrá caos, no lo habrá. Entonces, hay que
dejar de decir que va a haber catástrofes. Tampoco hay que fabricar miedos.
Tenemos que estar tranquilos. Tenemos que controlar nuestros pensamientos,
nunca imaginar lo peor sino solo lo mejor, en cualquier situación. Entonces el
caos se aleja. Hay que vivir sin miedo, con el fin de desencadenar la esperanza
y la imaginación benéfica.
El final actual
de ese ciclo, o al final de los tiempos como decían los antiguos, nos está
dando ya da infinitas posibilidades intuitivas e instintivas, es por eso que en
la actualidad es fácil equilibrarse o desequilibrarse.
Buscar un
equilibrio personal es imposible sin el conocimiento de nuestro desdoblamiento
y del objetivo de nuestra encarnación. La TdDT explica los diversos tiempos que
habitan el universo para poder explorar espacios desconocidos en los que hemos
construido durante 25.000 años futuros potenciales peligroso que debemos
suprimir. Viviendo en colectividad, siempre somos responsables de las
desgracias de aquellos que actualizan esos potenciales para vivir o sobrevivir.
Esta responsabilidad son “los pecados” que pueden impedirnos la reunificación con nuestro doble “al final
de los tiempos del desdoblamiento”, cuya fecha puede variar entre mañana y una
fecha máxima teórica situada, como ya hemos dicho, en el 2063 dependiendo de
las próximas explosiones solares.
Nuestra
encarnación en la Tierra tiene como único objetivo el permitir a nuestro
“doble”, o mensajero del tiempo, el arreglar los futuros que hemos perturbado,
pues le servimos de trampolín hacia el futuro que deberíamos construir según
sus consejos. El apocalipsis, entonces, volvería a encontrar su sentido
etimológico de descubrimiento maravilloso de lo escondido, y los cataclismos
que pensamos, erróneamente, naturales, se atenuarían lentamente pues el planeta
sólo actualizaría futuros buenos para todos.
Para conseguirlo solo hay que
seguir el mensaje dado por tantos profetas como Buda, Lao-Tse, Zoroastro,
Mahoma, Jesucristo y tantos otros menos conocidos:
“No pienses en
hacer al prójimo lo que no quisieras que él pensara en hacerte a ti”.
Esta es la
única manera de hacer que todos nuestros futuros potenciales sean buenos y
utilizables por toda la colectividad.
Puesto que las
puertas del futuro se abren antes que las del pasado, padeceremos los problemas
antes de tener la solución. Es por esto que es mejor no pensar nada que pueda
crear algo que no sea compatible con las posibilidades de nuestros “dobles” que
actualmente deberían estar en nuestro pasado. Para conseguirlo, debemos
aprovechar el sueño REM para recargarnos con las preguntas de nuestro doble, y
la mejor forma de hacerlo es quedarnos dormidos pidiendo a nuestro doble que
nos envíe el mejor futuro que hemos podido crear.
Actualmente,
ignorantes de este desdoblamiento vital, ya ni siquiera sabemos por qué
necesitamos rehacer nuestra unidad. En realidad, al final, el tiempo de que
dispondremos para yuxtaponernos con nuestro doble será instantáneo. Cualquier
duda, reflexión o incomprensión nos dejará de nuevo encerrados en nuestro mundo
y tiempo por un nuevo periodo de 25.000 años.
La ley del
desdoblamiento nos indica que al final de nuestro desdoblamiento nos dará las informaciones
del universo con la velocidad máxima. Las estrellas se mantendrán en su lugar
pero la percepción más rápida de su luz cambiará nuestra visión, dando la
sensación de que se aproximan. Los evangelios nos indican como signos del final
de los tiempos:
“Y las estrellas caerán del cielo”
San Marcos XII-25
Fuentes:
- Cambia tu futuro por las aperturas temporales. Lucile y Jean-Pierre Garnier Malet. Corine Leblanc Editions.
- Entrevistas a Jean-Pierre Garnier Malet.
- Otras
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